Tras varios meses retirada del culto, la imagen del Sagrado Corazón de Jesús que recibe a los fieles en la entrada de la Basílica de San Juan de Ávila ha regresado totalmente restaurada, gracias a la magnífica intervención realizada por la restauradora montillana Inmaculada Navarro Polonio.

En un sencillo acto celebrado tras la eucaristía vespertina del martes —presidida por el sacerdote Lorenzo Morant, director espiritual del Seminario de Jerez, y concelebrada por el rector y el vicerrector de la basílica, Fernando Suárez y Javier González, respectivamente— se procedió a la bendición de la imagen restaurada, a la que se le profesa una profunda devoción.

Durante la presentación, Inmaculada Navarro Polonio, licenciada en Bellas Artes con especialidad en Restauración, explicó los detalles del proceso:
“Nos encontramos con una pieza muy afectada por el paso del tiempo. La policromía estaba desgastada, había pérdidas volumétricas importantes y varias zonas presentaban fisuras. Ha sido necesario un tratamiento integral que incluyó limpieza, consolidación de la madera, reintegración cromática y la aplicación de una capa de protección final”, detalló.

Entre los daños más significativos se encontraba el deterioro en la base de la imagen, especialmente en la esfera del mundo y las nubes a los pies de la figura, desde donde partía una importante grieta que recorría toda la espalda. También se intervinieron pequeñas fisuras en las mangas de la túnica y se restauraron daños en algunos dedos de la mano. A esto se sumaba un notable desgaste de la pintura, causado por el paso del tiempo y la acumulación de suciedad debido al polvo y el humo de las velas.

Inmaculada explica la restauración

Tras el proceso de restauración, la imagen ha recuperado todo su esplendor original, con especial realce en el delicado estofado en pan de oro de la túnica. Como detalle significativo, la restauradora explicó que  “el pie del Señor, desgastado por la devoción de muchos años, se ha limpiado y protegido con un barniz, pero se ha conservado esa huella del cariño de sus devotos, que seguirán acercándose a tocarlo, besarlo y rezarle a su llegada a la basílica”.

La restauración ha sido posible gracias al esfuerzo y la contribución de devotas y devotos, y sigue abierta a aportaciones o donativos de quienes deseen colaborar con esta causa.