
Montilla volvió a vibrar este fin de semana al compás del jazz y el aroma del vino nuevo en el arranque de Montijazz Vendimia 2025, una cita ya imprescindible que, cada septiembre, transforma los rincones del vino en escenarios para la música de primer nivel internacional.
Desde el patio de las centenarias Bodegas Alvear, el festival regaló dos noches inolvidables con un aforo completo y artistas que conjugaron virtuosismo, emoción y cercanía. La esperada reunión entre la voz de Ángela Cervantes y el piano del cubano Pepe Rivero no defraudó: se convirtió en uno de esos momentos que justifican todo un festival.
Pero hubo más: sonidos polacos y argentinos se entrelazaron con las composiciones íntimas de Joanna Kucharczyk y la percusión exquisita de Marcelo Woloski. Y en la noche inaugural, la fuerza joven de Carmen Lancho dio paso a la brillante propuesta caribeña de Daniel García, acompañado por Reinier Elizalde, Michael Olivera y un septeto que encendió el escenario con energía, elegancia y sabor cubano.
Con este dulce dúo abría la función del sábado un festival que venía de encadenar en la primera noche el joven cuarteto de Carmen Lancho con una sorprendente propuesta liderada por el pianista Daniel García y su disco ‘Wonderland’, hecho con mimo y con el ritmo cubano de Reinier Elizalde ‘El Negrón’, al contrabajo, y Michael Olivera, a la batería.

Solo fue un aperitivo de la música de Cuba. Con Pepe Rivero volvieron a subirse al escenario en un majestuoso septeto que completaban el vibrafonista colombiano Sebastián Laverde y otros dos cubanos, Román Filiú (saxo) y Yuvisney Aguilar (percusión). Con tal reparto nada podía salir mal, por eso cuando Ángela Cervantes tomó el centro de la formación para añadir la voz a aquel mosaico, la magia de Montijazz decidió abrirse camino sobre el aforo, completo ambas noches. Incluso Michael Olivera se arrancó como cantante apoyado sobre un piano al que parecía querer abrazar con las míticas ‘Tres palabras’ de Osvaldo Farrés.
El cierre de Montijazz 2025 en Cooperativa La Unión
Para el segundo fin de semana, la agenda reserva la visita al patio de La Unión, que este año abrirá sus puertas a una propuesta de Menil Swing y su jazz manouche, estilo europeo de los años 30, que tuvo al guitarrista Django Reinhardt como gran exponente. Será el sábado 20 de septiembre (22:00 horas, entradas en www.giglon.com y DonCopymon) como muestra de las innumerables variedades musicales que cogen en esto del jazz, casi tantas como la gama de vinos Montilla-Moriles que se prestan a ser saboreadas en una noche de septiembre, ahora que el fruto de la vendimia empieza a vivir en tinajas y botas.


Montijazz, que celebra su noveno año de vida, no sólo consolida su apuesta cultural, sino que vuelve a demostrar que el maridaje entre jazz y vino Montilla-Moriles no es sólo posible, sino inolvidable.