La popular Plaza de la Merced, donde nació la Fiesta de la Vendimia, volvió a acoger, tras los dos años de pandemia, la ceremonia de la Pisa de la Uva y la ofrenda del mosto a la Virgen de las Viñas.
La expectación era mucha y el público abarrotó la Plaza para volver a disfrutar de este rito que se celebra desde hace 67 años y que es uno de los grandes atractivos de la fiesta.
La ceremonia de la “pisa de la uva” es seña de identidad de la zona, simboliza el nacimiento del nuevo mosto y es un homenaje a la labor de un pueblo que siempre se ha volcado con la viticultura.
La uva, que llego a la Plaza de la Merced en cestos de vareta y en canastas portadas por niños y niñas y por nuestros vendimiadores de honor, se depositó en la antigua lagareta donde los expertos pisaores Francisco Guijarro y José Antonio Luque, ayudados por Manuel Contreras y José Luis Jiménez, realizaron el tradicional baile sobre la uva para extraer el mosto, que fue recogido por la Vendimiadora y el Vendimiador mayores y ofrecido a la Virgen de las Viñas por el párroco y consiliario de la Hermandad de la Santa Cena y Ntra. Sra. de las Viñas Rafael Castro Flores.
La virgen de las Viñas llegó en procesión a la plaza rodeada por sus devotos y acompañada por las instituciones organizadoras de la fiesta, Ayuntamiento de Montilla, Hermandad de Ntra. Sra de las Viñas y Consejo Regulador y arropada por la música de la Banda Pascual Marquina.
En el acto se reconoció el trabajo de los pisaores Francisco Guijarro y Juan Antonio Luque, que llevan muchos años con esta bonita labor. La Hermandad de la Santa Cena y Ntra. Sra de las Viñas les entregó un cuadro en reconocimiento a su labor.
Fotos: Prensa Ayuntamiento Montilla.