
Su sonrisa presidió el acto, conducido por el dramaturgo Juan Carlos Rubio, en una emotiva tarde para el recuerdo.
Familiares, amigos, compañeros de profesión y numerosos montillanos llenaron el Teatro Garnelo para rendir homenaje a este joven actor, que nos dejó el pasado 5 de diciembre en el momento más importante de su carrera. Un apasionado de su Montilla natal, que siempre llevó en el corazón y a la que regresaba cada vez que su agenda lo permitía.
La Semana Santa y las palabras que pronunció ante el Nazareno el Jueves Santo de 2024 marcaron profundamente el acto, especialmente en su parte final.
El homenaje comenzó con la proyección del cortometraje Tu última pregunta, grabado pocos meses antes de su fallecimiento, en el que nuestro montillano interpretaba a un ángel que, en la antesala del cielo, recibe y responde las preguntas de las almas recién llegadas.
A partir de ahí, Juan Carlos Rubio, acompañado por un ramo de 37 rosas blancas —uno por cada año que José estuvo entre nosotros— hizo un emotivo recorrido por su vida y trayectoria profesional. Se dirigió en varios momentos directamente a él y destacó: “Hoy es un día de conmemoración, porque venimos a celebrar todo lo que nos dejó”.

En el ambiente se palpaba el cariño, la emoción y el dolor, que calmaba la sonrisa de nuestro montillano y el abrazo y el inmenso cariño con el que Montilla, ha acogido este homenaje.
La primera intervención fue la de su madre, María José Delgado, “La vida me premió con José, y podéis haceros una idea de la fortuna que se siente cuando tienes a un ser tan especial a tu lado. Nació dando muestras de que venía al mundo a afrontar retos. Tenía la capacidad de aprender a gozar de la vida, de la libertad, y, como madre, nunca quise obstaculizar su crecimiento vital ni sus proyectos.”
Habló de la alegría de su hijo como un don que siempre fue capaz de compartir, llenando de luz a quienes le rodeaban. Destacó la importancia de pasar por la vida pisando fuerte, regalando amor en una mirada, en una sonrisa o en una pieza artística. “Y eso lo supo hacer en todo momento. Me hizo muy feliz como madre.”
Intervino su buen amigo Álvaro y su novia Irene que nos hablaron de cómo era José en las distancias cortas. Las intervenciones se fueron fusionando con momentos del actor en musicales como Chicago o Cuento de Navidad con los que empezó a triunfar tras formarse en la Escuela de Arte Dramático (ESAD) de Málaga, para llegar a las series de TV ‘Toy Boy’, ‘Vis a vis’, ‘Servir y proteger’ o ‘Amar es para siempre’.


Muchos compañeros de profesión llegados desde distintos puntos de España quisieron acompañarle. Las actrices Belén Rueda y Luisa Martín subieron al escenario para poner palabras a “lo mucho que se le echa de menos”. Los ensayos y la gira de la obra ‘Salomé’ que llevaron al Teatro Romano de Mérida les unió “ya para siempre” a José de la Torre, que se caracterizaba por su alegría, humildad, generosidad y por buscar siempre en todo el mundo la calidez y el cariño”.

Otro de los momentos más emotivos fue cuando su padre, Antonio de la Torre, subió al escenario para agradecer a todas las personas que hicieron posible el homenaje. Destacó que el sueño de su hijo siempre fue la interpretación, y que todo lo hacía con amor. Cuando llegó la fatídica noticia de su enfermedad, dijo: “Quise convencerlo de que el papel que debía desempeñar en esta nueva película era el de un luchador valiente y muy fuerte.”
Él era plenamente consciente de ello, y su principal preocupación fue ayudar a todos los que le rodeaban, sin dar muestras del dolor interior que estaba sintiendo, en una realidad mucho más cruda de lo que pudimos imaginar. “Pero hoy queremos recordar su sonrisa y su fuerza con todos…”

El alcalde, Rafael Llamas, aseguró que “José representa, como nadie, la identidad de Montilla, un municipio alegre, humilde, que se siente orgulloso de sus hijos e hijas que vemos triunfar fuera porque el triunfo de todos ellos es también nuestro futuro”.
Seguidamente junto a Sole Raya, concejala de Cultura, anunciaron que el recuerdo del actor montillano siempre quedará entrelazado al Teatro Garnelo luciendo su nombre en la butaca número 5.
“La butaca número 5. Cinco como los dedos de la mano que aplaude, como los sentidos cuando todo vibra, como los vértices de una estrella que brilla aunque nadie mire al cielo; y ahora cuando caiga el telón, cuando el teatro quede en calma, cuando se cierren las puertas, sabremos que hay una luz, brillante, muy fiel, en la butaca 5 esperando la siguiente función”, pronunciaba Sole Raya.


El colofón fue impresionante: las palabras de José de la Torre al Nazareno, acompañadas por los sones de la Centuria Romana Munda y el baile de la coreógrafa Úrsula López, ofrecieron un último guiño cargado de montillanía, centrado en el Viernes Santo montillano, uno de los días preferidos de José de la Torre.


Las más de 300 personas que llenaron el Teatro Garnelo abrazaron con sus aplausos a José y a su familia en este bello y sentido homenaje coordinado con sensibilidad y cariño por Juan Carlos Rubio.