
“Defenderé el vino de Montilla-Moriles por todo el mundo, hoy y siempre”, proclamó Antonio Pulido, Capataz de Honor, tras ordenar el inicio de la pisaen su emotivo nombramiento como Capataz de Honor
La Plaza de La Merced volvió a convertirse en el corazón de Montilla al acoger uno de los actos más populares y esperados de la Fiesta de la Vendimia: la tradicional Pisa de la Uva y el ofrecimiento del mosto a la Virgen de las Viñas, que este año ha puesto el broche final a los actos institucionales del 70 aniversario de esta celebración.
La jornada comenzó con la ya tradicional Misa Flamenca en Bodegas Pérez Barquero, punto de partida de la solemne procesión que condujo a la Virgen de las Viñas hasta la plaza, rodeada por sus devotos, los vendimiadores mayores y de honor, y representantes de las instituciones organizadoras: el Ayuntamiento de Montilla, el Consejo Regulador de la D.O. Montilla-Moriles y la Hermandad de la Santa Cena.


La uva fue portada en cestos de vareta y en canastas por niños, niñas y los vendimiadores mayores y de honor, y depositada en la antigua lagareta instalada en la Plaza de La Merced. Allí, los expertos pisaores Antonio Jesús Ruz Guijarro y Juan Gómez Raya, acompañados por Manuel Contreras y Antonio Manuel Merino, ejecutaron el tradicional baile sobre la uva.


El mosto extraído fue recogido por los vendimiadores mayores, Inmaculada Jiménez y Manuel Cardeñosa, y ofrecido a la Virgen de las Viñas por el consiliario de la Hermandad, Rafael Castro.



Uno de los momentos más simbólicos del acto se vivió cuando el Capataz de Honor, Antonio Pulido —economista y presidente de la Fundación Cajasol—, ordenó el inicio de la vendimia, marcando el inicio del baile sobre la uva al son de las campanas de la Ermita de La Merced.

Durante su intervención, Pulido expresó con emoción su agradecimiento por el nombramiento: “Me siento tremendamente satisfecho y orgulloso de haber sido nombrado Capataz de Honor y también Pregonero de esta Fiesta de la Vendimia”. Reafirmó su compromiso con los vinos de Montilla-Moriles, asegurando: “Asumo la responsabilidad de ser embajador, no solo por Andalucía, sino por todo el mundo, de defender las bondades del mejor vino del mundo, que es el de Montilla-Moriles”. Finalmente, pidió a la Virgen de las Viñas que “nos ilumine y nos proteja en las próximas cosechas y que el vino de Montilla siga siendo lo que es”.

El alcalde de Montilla, Rafael Llamas, también tomó la palabra para destacar la importancia de esta fiesta, que cumple 70 ediciones, y recordar a quienes la han hecho posible: “Mi primer recuerdo es para todas aquellas personas que, aunque ya no estén con nosotros, han hecho posible que año tras año podamos seguir celebrando muchísimas vendimias”. Llamas agradeció a Pulido su papel como embajador y subrayó la importancia del vino como seña de identidad y motor de desarrollo: “Nuestro vino tiene que representar también una oportunidad para el desarrollo económico y social de Montilla”.

La virgen de las Viñas estuvo acompañada por la Banda Pascual Marquina que interpretó el himno popular dedicado a la Virgen de las Viñas compuesto en 1963 por el músico montillano Ángel Cruz con letra del cronista Enrique Garramiola.

