
Montilla vivió una tarde-noche de sábado llena de fe y tradición con la salida procesional de la patrona, la Virgen de la Aurora, que recorrió las calles acompañada por los montillanos entre oraciones, coplas y profunda devoción.
La procesión partió desde la Parroquia de San Francisco Solano, cuya calle había sido especialmente engalanada para la ocasión por un grupo de jóvenes de la parroquia y miembros de la Hermandad de los Patronos, que decoraron el entorno con guirnaldas de flores blancas y azules y una alfombra de sal, creando un marco muy solemne para la salida de la Virgen.


El recorrido, por el entorno de la parroquia, incluyó varios momentos destacados y muy esperados por los montillanos. Uno de ellos fue el paso de la Aurora por la Plazuela donde los niños y niñas del Colegio de La Asunción ofrecieron sus cantos a la Virgen.

La procesión continuó por Puerta de Aguilar, hasta volver por calle Médico Cabello, para luego adentrarse en Fuente Álamo, donde la imagen se detuvo ante la Capilla del Sagrado Descendimiento, siendo recibida con solemnidad por la hermandad.
Uno de los momentos más emotivos se vivió al final del recorrido, en la esquina de San Francisco Solano con calle La Gavia, donde esperaban la Tuna de Montilla, la Tuna de Antiguos Alumnos Salesianos, y varios integrantes de la Tuna Estudiantil de Montilla. Juntos ofrecieron un repertorio de cantos populares a la Virgen, en un ambiente de gran alegría y emoción compartida, en el que el pueblo acompañó con cantos y aplausos.
La procesión reunió a sacerdotes de las parroquias de Montilla, junto a representantes de todas las hermandades y de la Corporación Municipal. El acompañamiento musical estuvo a cargo de la Agrupación La Unión de Montilla, que marcó el ritmo del recorrido.







Al finalizar, la imagen de la Virgen de la Aurora regresó a su templo, quedando situada en el cancel de la parroquia, donde se celebró la tradicional noche de serenatas, en la que grupos musicales, fieles y vecinos siguieron ofreciendo sus cantos y plegarias a la Patrona hasta bien entrada la noche.
Como es tradición en la Plaza de la Rosa se pudieron comprar las primeras castañas y nueces de la temporada. Las hermandades de Jesús Preso, Humildad, Juventud y la Centuria Romana Munda ofrecieron sopaipas y chocolate.

