El venenillo de la música moderna que (como una pandemia feliz) recorrió todo el mundo, no arraigó con igual fuerza en todas partes. Pero en Montilla, en el corazón de Andalucía, pegó fuerte.

Y desde muy temprano, pongamos que 1960, esta ciudad del vino y la campiña cordobesa mostraba síntomas evidentes de modernidad, con la música como eje. Con la prudencia del tiempo aquel, empezaron a verse por la Corredera pelos largos (en ellos, los primeros a lo “mod”, apenas pasando la oreja o el cuello de la camisa), ropas coloridas, bailes y modales más sueltos, músicas distintas, chicos y chicas ye-yes…

Entonces fue el conjunto de Los Diablos Verdes (Juli Luque, Pepe Páez…, yo llegué a verlos con su lacito verde al cuello, muy joven yo, en el Cinema Palacio). Pero muy importantemente los buenos aficionados (Julio Pedraza, Antonio Ceballos, Miguel Leiva, José Antonio Cerezo…), con sus discos bien escogidos para oír con los amigos; esos hermanos mayores (los Moritas, Aguilar: ponga aquí el lector los suyos) con sus discos y guateques.

No es esta ocasión de rememorar la larga tradición de conciertos en Montilla, pero imposible no mencionar los que se hicieron en las casetas del Paseo de abajo, la Uva Rock, el Poplacara o La Abuela Rock (que han prestigiado, más allá del Portichuelo, el buen hacer de nuestro ambiente musical). Por otra parte, la amplitud de gustos por la buena música, en esta Munda pompeyana, está más que probada: hay bandas, coros, asociaciones y conjuntos de lo más variado.

En suma: una afición tan bien cimentada como la montillana, bien capitaneada en esta ocasión por el periodista Manuel Bellido Mora, bien se puede permitir encarar con éxito una empresa arriesgada.

Foto NuestraVoz

Podemos asegurar (como que lo hemos presenciado de cabo a rabo) que las Jornadas Rock y Contracultura en Andalucía, celebradas en Montilla los días 3, 4 y 5 de este marzo, han resultado un magnífico éxito artístico y de público. Con momentos cumbres como el concierto de Manolito Imán (…Califato Independiente, pero también La Década Prodigiosa), reviviendo para nosotros en el Teatro Garnelo, por primerísima vez en directo, su disco de Movieplay, 1975: el muy buscado LP (¡yo lo tengo!) de Goma, 14 de abril (algún despistado creyó que esa era la fecha del concierto). O la reunión del gran Güalberto (Smash) y amigos, en la peña Flamenca “El Lucero”. O la fenomenal descarga de los Storm, vueltos al directo desde los tiempos del rock andaluz de los 70, con la perfección técnica y sentido del espectáculo que siempre los caracterizó.

Y presentaciones de libros, proyección, feria del disco. Los artistas (y no era la primera vez que nos visitaban) se fueron muy contentos, lo que empieza a ser costumbre. El público, de dentro como de fuera, felices como perdices de vernos entre las cosas y las gentes que amamos, vino va y vino viene de Montilla, como no.

Por señalar algunos aspectos mejorables, quizá en el concierto de Storm pudo haber más público. Pero era viernes (laboral), la gente no se atreve a coger el coche (de noche y con los controles), y el personal más joven de aquí (que escuchan y tienen sus grupos) prefirió hacer lo de un viernes cualquiera: lo siento, porque se lo perdieron y para oír lo suyo tendrán muchas más oportunidades. Aparte de las famosas “redes sociales” (¿a quién querrán pescar?) la cartelería normal sigue funcionando; y en los sitios claves de Córdoba se echó de menos.

Lástima que, por las cosas de la vida, no pudiéramos ver la presentación del libro Esta vez venimos a golpear, de Fran G. Matute (ni comprarlo). A ver otra vez. Es un recentísimo acercamiento a los primeros tiempos de la Sevilla progresiva, que es la que vieron muchos de los artistas que estos días de marzo nos acompañaron. Pero quede claro que en Córdoba, y en Montilla, por ejemplo, tampoco nos chupábamos el dedo y hacíamos nuestras cositas.

Gracias a cuantos, desde las instituciones y la iniciativa personal han colaborado para hacer posibles estas Jornadas. Montilla en punta. Así nos gusta. Y saludos a la afición. 

  • Autor información y foto portada: JOSÉ ANTONIO PONFERRADA