
El Santico, como cariñosamente llamamos los montillanos a la pequeña imagen del patrono de Montilla, San Francisco Solano, que se custodia en la ermita de la calle Córdoba, en el antiguo barrio de Tenerias, volvió a recibir el cariño y la veneración de su pueblo en una de las tradiciones más entrañables y antiguas de la Feria de ‘El Santo’.
La cita comenzó en la noche del sábado, cuando la antigua ermita del siglo XIX, construida en 1821 por el gremio de curtidores en el barrio de Tenerías, volvió a abrir sus puertas al toque del tradicional campanillo. En este lugar cargado de historia, donde según la tradición el joven Francisco Solano se detenía a descansar mientras llevaba comida a su padre al campo, se celebró el besapiés a la venerada imagen.
Con el toque del campanillo, la ermita volvió a abrir sus puertas en una velada marcada por la alegría, el fervor popular y la emoción de escuchar una vez más las tradicionales coplas dedicadas a San Francisco Solano.
De esta forma Montilla ha vuelto a cumplir con la tradición que continua en la mañana del domingo con la procesión de la pequeña imagen del Santico y la funcion solemne que se hace en la Parroquia de Santiago donde se conserva la pila bautismal del Santo.



La velada estuvo marcada por el fervor popular, la emoción compartida y las esperadas coplas tradicionales, interpretadas por el grupo Cadena, que cada año acompaña este momento de devoción.
Desde hace años, esta antigua costumbre se mantiene viva gracias al cuidado de Vicente Sánchez, uno de los últimos curtidores de la ciudad y custodio de la imagen y de la ermita.
Entrevista con Vicente Sánchez:
El domingo por la mañana, Montilla volvió a cumplir con la tradición con la procesión de la pequeña imagen del Santico hasta la Parroquia de Santiago Apóstol, donde se conserva la pila bautismal de San Francisco Solano. Allí se celebró la función religiosa en su honor, presidida por el sacerdote montillano Antonio Llamas, seguida de una emotiva procesión por las calles de la ciudad.
Durante el recorrido, no faltaron las coplas populares y las muestras de devoción al ‘mejor de los montillanos’, que regresó a su ermita acompañado por numerosos fieles.










