
Más de 1300 grullas de papel adornaron y acompañaron el acto.
El homenaje fue un testimonio de amor incondicional y admiración a una mujer valiente, generosa y profundamente querida. Un legado eterno.
La comunidad educativa del IES Emilio Canalejo Olmeda se reunió en la noche del viernes 17 de octubre, para rendir homenaje a Ávila Contreras Márquez, profesora del departamento de Matemáticas fallecida el 14 de septiembre a los 47 años, que ha dejado una gran huella en el profesorado y el alumnado.
En un acto cargado de belleza, emoción, cariño y simbolismo, la música, las palabras y las grullas de papel fueron los hilos que tejieron un recuerdo colectivo imborrable. Durante el homenaje se presentaron varias iniciativas que permanecerán en el centro en recuerdo de Avila, entre ellas la plantación de un magnolio de flores blancas en el patio del centro, la colocación de un azulejo con su nombre en la puerta del departamento de Matemáticas, y la creación de un cuaderno de recuerdos que permanecerá en la biblioteca durante varias semanas para recoger los testimonios de quienes deseen dedicarle unas palabras.
El homenaje, celebrado en el patio del IES Emilio Canalejo, reunió a numerosos compañeros, alumnado, familiares, amigos y representantes municipales, que quisieron recordar la figura de una profesora apasionada de la educación, amante de las matemáticas y profundamente querida.
“Una mujer luchadora, apasionada de la vida y amante de sus matemáticas”
El acto comenzó con las palabras de Paqui Alcaide, jefa de estudios y maestra de ceremonias, quien recordó la personalidad de Ávila: “Hace ya varias semanas que convivimos con la ausencia de una mujer luchadora, guerrera, apasionada de la vida, querida por todos. Y, por supuesto, como olvidarlo, amantísima de sus matemáticas, esas que transmitía en cada clase con insistencia y elocuencia”.



Ávila consiguió su plaza en Montilla en 2018, y desde entonces su compañera fue testigo de su implicación y humanidad: “He sido testigo fiel de esa actitud que la caracterizaba de querer hacer las cosas bien, contagiar la ilusión por los números a su alumnado, su constante preocupación por la superación profesional. Pero también pude comprobar su enorme calidad humana: su entereza, su peculiar sentido del humor, su resiliencia diaria”.
El magnolio blanco, símbolo de pureza y perseverancia
Uno de los momentos más significativos fue la plantación de un magnolio blanco en el patio del centro. “Un árbol que representa la pureza, la perseverancia y la resistencia, nobleza cualidades que podíamos apreciar en Ávila”, se recordó mientras sonaban las notas de Gnossienne nº1 de Erik Satie, interpretadas al piano por la alumna Julia Luque Cruz.


“Nadie se va del todo mientras alguien lo recuerde”
El director del IES, Antonio Ordóñez, expresó el sentir colectivo hacia Avila “Me salto los protocolos, porque el único que vale es resaltar su calidad humana y profesional. “Desde que llegó a nuestro instituto, Ávila se ganó el respeto y el cariño de toda la comunidad educativa. Era de esas personas que sin hacer ruido dejan huella”. «Ávila amaba profundamente su profesión. Creía en la educación como una forma de transformar vidas, y lo demostraba día a día en el aula».
Concluyó citando la película Coco: “Nadie se va del todo mientras alguien lo recuerde. Ávila será de esas personas que nunca se irán, porque siempre la vamos a recordar.”
Las grullas de papel: mil deseos de paz y memoria
Si hubo un símbolo que adorno, y revoloteó durante todo el acto, fueron las más de 1300 grullas de papel, en recuerdo a una de las iniciativas de Ávila. La profesora Gema Urbano, compañera y amiga del departamento de Matemáticas, explicó su significado:
“Hace un año, a propuesta de Ávila, hicimos grullas para conmemorar el Día de la Paz y recordar la historia de Sadako, la niña japonesa que convirtió las grullas en símbolo de esperanza.”
La iniciativa se ha querido reeditar como homenaje: “Desde el primer momento, todo el mundo se volcó. Se han hecho grullas desde Cádiz a Córdoba, pasando por toda Montilla. Hace un par de días contamos 1.380… y aún siguen llegando.” Avila Grullas
Urbano concluyó con las dos cosas más importantes que nos ha dejado Ávila a todos: “Nos enseñó cómo vivir, con mayúsculas. Su sonrisa sigue siendo nuestro fondo de pantalla.”

Uno de los momentos más significativos llegó con la intervención del alumno Francisco Arroyo al que inculcó la pasión por las matemáticas que ahora ha elegido como carrera universitaria. “Gracias por enseñarnos no solo matemáticas, también valores, disciplina y constancia. Gracias por ganarte nuestra confianza, abrirnos tu corazón y ayudarnos siempre. Más que una profesora, fuiste confidente, hogar y familia”.

“Eras un ser de luz”, asi la recordó Elena Raya, compañera y portavoz del grupo de amigas que compartieron vida y profesión con ella: “Tu partida ha dejado un hueco profundo en nuestros corazones. Con tu ejemplo nos has enseñado mucho más que matemáticas: nos has enseñado a vivir.”.
Destacó la fortaleza y serenidad con la que Ávila afrontó la enfermedad: “Has sido una mujer extraordinaria, un ser de luz, que plantó cara a los momentos más duros de la vida con una fuerza extraordinaria”. «Le debemos vivir, sí, vivir por ella cada segundo de nuestra existencia, cada paso de nuestro camino y aprovechar plenamente los minutos que la muerte le ha robado y que le quedaban”.


El departamento de matemáticas llevará su nombre
El profesor José Manuel Molina, anunció que el Departamento de Matemáticas pasará a llevar el nombre de Ávila Contreras. El azulejo conmemorativo realizado por la profesora de Artes Charo Méndez. «Este azulejo nos muestra que la luz y el amor por el saber seguirán trazando caminos hacia el infinito. Ese infinito en el que Ávila supo hallar la belleza de cada número y en el que supo dejarnos un legado que no se agota». «

«Gracias por haber estado en mi vida»
En la última parte del acto, tomó la palabra la familia de Ávila, su hermana Patro Contreras expresó con profunda emoción: “Duele tanto que no hay palabras para describirlo. Desde que supe que te ibas a ir, intenté prepararme. Pero una cosa es saberlo y otra vivirlo. Tu forma de marcharte ha sido tan generosa, tan serena, que no puedo enfadarme contigo».
“Has convertido la adversidad en fortaleza y has sufrido mucho dolor, pero lo has hecho de forma digna y serena”. «No era fácil, ¿verdad? Pero la bondad ha sido una constante en tu vida, y lo has demostrado tantas veces… Alegre, generosa, elegante, serena, inteligente, buena, fuerte y frágil a la vez, valiente». «Qué orgullosa. Qué orgullosos estamos todos de ti, Ávila».

Tras estas palabras, Irene Ropero Contreras interpretó al piano Nocturno de Chopin, que dedicó a su madre.

Con la emoción a flor de piel, tomó la palabra su marido, Paco Ropero, quien abrió con una cita de Gabriel García Márquez «No llores porque terminó, sonríe porque sucedió».Y sucedió que tuvimos la suerte de compartir momentos de nuestras vidas con una persona alegre, valiente, sencilla, generosa, y feliz «. Y esa es la idea que quería transmitir esta noche: que aunque a veces estemos tristes, en cada recuerdo, en cada anécdota, en cada sonrisa, estará ella, con nosotros, en el corazón. Y su sonrisa, su preciosa sonrisa, permanecerá para siempre.»
«Aquí, en su instituto, Ávila era feliz. Estaba deseando volver. Hasta sus alumnos por la calle le preguntaban cuándo regresaría. Aunque la última clase que dio no fuera de Matemáticas, fue una lección de vida».


Tras sus palabras, y acompañado con el Ave Maria de Caccini, interpretado al clarinete por José Antonio Muñoz, se soltaron globos al cielo. “Soltamos nuestro dolor y lo transformamos en amor, en paz y en la esperanza de volver a encontrarnos con ella algún día”.

Por último Jesús Rivas, profesor de Filosofía y responsable de la biblioteca del centro, explicó la creación de un cuaderno conmemorativo “para que todas las personas que lo deseen puedan plasmar en palabras lo que todos tenemos en el corazón para Ávila”.
El cuaderno estará unos días en la biblioteca durante dos semanas para luego entregarlo a su familia como un testimonio de cuánto la quisimos y la queremos».

El acto concluyó con las palabras de Paqui Alcaide y una cita de Isabel Allende: “La muerte no existe. La gente solo muere cuando la olvidan. Si puedes recordarme, siempre estaré contigo». «Aquí estás con nosotros Ávila, en tu Emilio Ganalejo. Gracias por todo lo que no ha enseñado y aportado como persona y como profesional».

Para finalizar, Clara Polonio interpretó al piano “Beautiful in White”, cerrando un acto íntimo, sentido y profundamente humano.
Junto a Clara, la música del homenaje la pusieron Julia Luque, Elena Calvo, José Antonio Muñoz e Irene Ropero.

