La sacristía de Bodegas Pérez Barquero ha acogido el nombramiento de José María Luque Moreno como Magno Cofrade Canoa con Grado de Solera en un acto íntimo celebrado por el Gran Capítulo de la Cofradía de la Viña y el Vino de Montilla presidido por el alcalde Rafael Llamas.

El acto ha consistido en una serie de intervenciones breves, glosando la figura y la obra de José María Luque, a cargo de los cofrades que así lo han solicitado y de la ceremonia de nombramiento, propiamente dicha, que llevó a cabo el Cofrade Trujal.

Se trata de un título nuevo, creado ‘ad hoc’ para esta ocasión y que premia y reconoce sólo a personas excepcionales, a quienes han contribuido con su esfuerzo y dedicación a poner los cimientos, las bases fundacionales de la Cofradía de la Viña y el Vino de Montilla. “No hará falta decir que es nuestro máximo galardón y que nuestro cofrade Jose María Luque, es el primero en recibirlo, con todo merecimiento y honor”, ha indicado el secretario de la Cofradía.

Sobre el homenajeado se ha resaltado que “José María, cofrade Canoa, ha sido y es un maestro vitalicio. Maestro de jóvenes generaciones de montillanos; maestro de periodistas y; maestro de humanidad y humanidades. Y todo esto desde su púlpito ubicado siempre en Montilla, con la finalidad de enaltecer a su gente, a sus costumbres y a su cultura”.

Como periodista es, como lo describe el cofrade Prensa, en su pasado coordinador en el Diario Córdoba, “un periodista entregado y humilde, un buen escritor ha estado siempre para todo, sacaba el tiempo donde no lo hubiera y cumplía su cometido a la perfección. Justo, ajeno a las polémicas, magnífico redactor, amante de su pueblo…”.

Como Cofrade, dijo Pajuela “no sólo es miembro fundador, también es el autor intelectual de cuantos ritos, ceremonias y circunstancias adornan y dan sentido a nuestros actos. De su ingenio audaz y de su inteligencia creadora se ha beneficiado nuestra Cofradía desde el preciso momento de su fundación” todos reconocimos su creatividad, su atinado instinto en el diseño del protocolo y de actividades tan reconocidas hoy como la Salutación al Vino Nuevo o la Ruta de los Lagares. Fue y siempre será el Maestro de Ceremonias de la Cofradía”.

Como recordó el Comendador, cofrade Rociador: “La culpa de la creación de la Cofradía la tuvo el “mildeo” “…en la bodega de botas de Palop, Pedro Cabezuelo, Jefe de plagas de la Delegación de Agricultura, explicaba los premios mildiu a la primera mancha mientras José María tomaba notas de la noticia para el periódico. Y ya en el “tiempo de las copas” se habló de las cofradías vinícolas y a Josemari se le cambió la cara de trabajo a otra de gran entusiasmo. Ya no tomaba notas; en su cabeza se estaba creando la Cofradía del Vino de Montilla”.

Por todas estas razones, el Mentor del Lagar de la Cañada, vecino y estrecho amigo de José María y de toda su familia, abrió las puertas de Pérez Barquero y valiéndose de los “latinismos”, tan al uso en nuestra Cofradía, me dijo: “vere dignum et iustum est”, porque verdaderamente era justo y necesario este acto tan entrañable y sentido que estamos celebrando”. Un acto y un reconocimiento merecido porque José María Luque, en palabras del cofrade Mosto es: “Magno, excelente; Cofrade, amante de su Cofradía; y, Canoa, por saber conducir con su modelo de vida a los mostos, vinos y a todos sus amigos hacia su excelencia que representa la Solera”.

Tras la rueda de intervenciones fue nombrado “Magno Cofrade por el letrado Trujal con la fórmula “Ante la Cofradía de la Viña y el Vino de Montilla y de todos los presentes: yo te designo, te nombro y te proclamo, desde ahora y para siempre Magno Cofrade Canoa, con Grado de Solera, con la singularidad de máxima distinción rango y cualidad de PRIMUS INTER PARES, dignidad gracia y honor que te otorga esta venencia, símbolo y cetro del imperio del vino”.

Tras la bendición del acto por el Capellán Sacristía, el flamante Magno Cofrade agradeció a la Cofradía esta distinción diciendo que “La Cofradía representa mucho más que una asociación de amantes del vino; es el corazón de una cultura que se forja en las viñas, se madura en las bodegas y se celebra en las mesas de quienes valoramos el trabajo, la dedicación y la pasión que definen esta noble labor. Somos responsables de preservar su esencia y transmitirla a quienes aún no han tenido el privilegio de descubrirla y debemos seguir trabajando juntos para que Montilla ocupe el lugar que merece. Montilla-Moriles es una identidad, una forma de vida que se expresa a través de sus vinos. Cada sorbo es un testimonio del cuidado en la vendimia, del ingenio en la crianza y de la conexión profunda con la tierra”.

El cierre del Gran Capítulo estuvo a cargo del alcalde, Rafael Llamas, quien se reconoció en este acto como notario de lo que en él se dijo y dio fe “del cariño, respeto y reconocimiento que se te tiene, que estoy seguro que no será el último que se te dará”.

Crónica: Cofrade Andana. Fotos: Chema Garrido Mármol.