El programa “EL Barrio que Quieres” impulsado por el Ayuntamiento como experiencia piloto en la barriada de Pedro Ximénez, ha unido a vecinos, estudiantes, colectivos sociales y docentes en un proyecto común para revitalizar su entorno.

Una de las acciones más destacadas de esta iniciativa es el nuevo mural artístico que desde hace unos días llena de color la Plaza de los Poetas, en el barrio del Molinillo. Lo que antes era un espacio “gris y vacío” se ha convertido ahora en un símbolo de transformación comunitaria, participación activa.

El mural ha sido realizado por el alumnado y profesorado del Bachillerato de Artes del IES Emilio Canalejo y la colaboración de la entidad Futuro Singular.

«Esta es la magia de la participación: que la ciudadanía tome las riendas y transforme su propio entorno”. Cuando los vecinos y los niños dijeron que el barrio les parecía gris, el IES Emilo Canalejo dio un paso adelante para “ponerle color”, señaló el concejal de Participación Ciudadana Manolo Carmona.

Manolo Carmona

Antonio Ordóñez, director del Emilio Canalejo recordó que “desde la primera reunión vimos que muchos vecinos demandaban más color en el barrio. Así que, junto al departamento de Dibujo, propusimos decorar esta plaza. El resultado lo tenéis delante: una plaza con encanto donde antes solo había grises”.

Antonio Ordóñez,

En esta linea se pronunció Lourdes Albornoz, directora de Futuro Singular, un centro cuyos usuarios se sumaron al proyecto desde el principio y han colaborado con el IES Emilio Canalejo en su preparación «nos gusta mucho porque este mural transmite una visión de inclusión y accesibilidad».

La obra se basa en una reinterpretación de Juegos de niños, del artista renacentista Brueghel el Viejo, llevada al estilo de Keith Haring, artista callejero del siglo XX. Pasamos de Brueghel a Haring porque queríamos mantener esa actitud lúdica de los niños jugando, pero con un lenguaje más contemporáneo y accesible”, explicó Inmaculada Bonilla profesora de Arte.
“Lo que empezó como un trabajo individual acabó siendo un trabajo colectivo muy bonito, en el que el alumnado intercambiaba ideas, colores, personajes… como ocurre en una plaza viva”.

Inmaculada Bonilla

El proceso no ha estado exento de dificultades, “hemos pasado desde tormentas a calor abrasador, pero el alumnado ha sido muy fuerte, por lo que el mural es también una historia de esfuerzo y resiliencia”.

El alumnado de Artes que ha participado, expresó su satisfacción con lo logrado: “Estamos muy contentos. Ver ahora la plaza llena de color después de tantas horas de trabajo es increíble”…“Pintar un mural es mucho más difícil que trabajar en papel. Hay que adaptar todo, escalar los bocetos… pero ha valido la pena».

Impresiones del alumnado

La plaza ya no es la misma. Ahora es un espacio compartido, vivido y sentido por todos en la línea del barrio que queremos.