Tras conocer el expediente iniciado por el Excmo. Ayuntamiento de Montilla para cambiar la denominación de la calle Arcipreste Fernández Casado por la de Leonor Rodríguez «La Camacha», y tras consultar la documentación administrativa, que incluye un informe del técnico de Cultura, Víctor Barranco —quien concluye que no procede la aplicación directa de la Ley de Memoria Democrática, ya que la calle fue otorgada en 1925 en reconocimiento a su labor sacerdotal—, el párroco de Santiago y rector de la Basílica de San Juan de Ávila, Fernando Suárez, ha presentado alegaciones al expediente. En ellas expone diversos motivos y circunstancias, además de destacar la labor y los reconocimientos que recibió el sacerdote.

En su escrito, se señala que “el Arcipreste Luis Fernández Casado dedicó su vida a Montilla con una labor pastoral durante más de medio siglo, sin vinculación ideológica o partidista, centrado en su labor educativa, social y caritativa”. Por ello, desde 1925 da nombre a esta calle, cuyo cambio supondría relegar al olvido a quien fue párroco de Santiago Apóstol entre 1900 y 1953.

El pueblo lo distinguió con la Medalla de Oro de la Ciudad, con el título de Hijo Adoptivo y con la Cruz de la Orden Civil de Beneficiencia por la práctica de la caridad y su inagotable capacidad de trabajo y ahora casi setenta años después, el pleno del Ayuntamiento se dispone a votar el cambio de nombre de la calle.

Fernando Suárez cuestiona la base legal del expediente, señalando que no se ha demostrado que el actual nombre deba ser retirado conforme a la Ley de Memoria Democrática. Añade que no existe la unanimidad política que alega el Ayuntamiento, ni el consenso social necesario. “Lejos de dividir, la figura del Arcipreste Fernández Casado une”, afirma, defendiendo que representa una memoria compartida, respetada por generaciones de montillanos “sin distinción ideológica”.

Entre las alegaciones, el párroco indica que el Ayuntamiento consultó al Defensor del Pueblo Andaluz en relación con la Ley de Memoria Democrática, quien resolvió inicialmente basándose en una supuesta adhesión al régimen franquista. No obstante, el consistorio acabó tramitando el expediente en virtud del Reglamento de Honores y Distinciones. En cualquier caso, «no consta prueba ni resolución que acredite implicación política del sacerdote».

Diversos sectores sociales, vecinales y religiosos de Montilla, asociaciones, hermandades, colegios, parroquias e historiadores han mostrado su rechazo al cambio. Entre ellos, Soledad Gómez Navarro, catedrática de Historia Moderna en la Universidad de Córdoba, defiende que Sin los rastros del pasado –textuales, iconográficos, orales…- no será posible conocer la Historia para las generaciones presentes y futuras. Por tanto, como historiadora, soy totalmente contraria a la eliminación de aquéllos por cualquier justificación que la sustente. Añade que, tras revisar la documentación existente en el Archivo General del Obispado de Córdoba , así como la obra Un arcipreste y una época de Antonio Luis Jiménez Barranco, no hay indicios de conductas reprochables en la trayectoria de Fernández Casado, quien mostró sensibilidad ante temas como la pobreza o la inmigración y trabajó por el patrimonio cultural de Montilla».

El escrito concluye que presenta «estas alegaciones no en tono confrontativo, sino por una convicción de justicia histórica, memoria agradecida y comunión social, en defensa del merecido reconocimiento público al Arcipreste Luis Fernández Casado.

Por todo lo cual, solicita que «teniendo por presentadas estas alegaciones, se tengan en cuenta en el expediente y se acuerde el mantenimiento de la denominación de la calle Arcipreste Fernández Casado
en reconocimiento a los méritos expuestos». 

Para conocer mejor su personalidad el miércoles 30 de abril se celebrará una conferencia en la Basílica de San Juan de Ávila sobre «Don Luis Fernández Casado», a cargo de Miguel Varona, director del secretariado para las Causas de los Santos.