Cariño, emoción, afecto, complicidad… fueron los sentimientos protagonistas de una noche dedicada a Ildefonso Casas, salesiano que llegó a Montilla hace cinco años y ha dejado una profunda huella.

Hoy no vengo a despedirme de Montilla, nunca me despido de un sitio de donde nunca me he ido, ni me iré porque Montilla y los montillanos me habéis robado el corazón”, dijo Ildefonso con esa sonrisa que siempre muestra en su rostro. “…Con vosotros querido pueblo de Montilla he aprendido a ser Salesiano y he sido uno más entre vosotros”.

El Santuario de María Auxiliadora se llenó de montillanos de todas las edades que quisieron abrazar a Ildefonso y compartir la misa de Acción de Gracias, organizada por la Familia Salesiana, para agradecerle su implicación, trabajo, ayuda, cercanía y sobre todo su alegría, que ha marcado a todos los que le hemos conocido.

En sus palabras de agradecimiento a Montilla insistió en queSiempre apostaré por esta bendita casa de Montilla”.. “Esto no es una despedida, seguiremos escuchándonos, acompañándonos, tendiéndonos las manos como solo el montillano sabe hacer”.

Ildefonso se emocionó al hablar de los monaguillos, un grupo de niños y jóvenes que le han acompañado en todos los actos “vosotros sois el sentido de mi vida, mi constancia, mi motor, mi fuerza y mi ilusión. Gracias por tanto y por todo lo que me habéis enseñado”.

Ildefonso con uno de los regalos de los monaguillos

Montilla le ha agradecido el cariño derrochado con esta ciudad en la que ha participado de numerosos proyectos dentro y fuera de la casa salesiana de Montilla. Se ha implicado con la Pasión, con el Grupo de Teatro San Francisco Solano, con la Parroquia de Santiago y con numerosas hermandades y colectivos montillanos.